martes, 24 de abril de 2018

Por una cultura de paz














Importancia de realizar una labor preventiva desde los primeros años con el fin de evitar actos de violencia.

por Claudia Schiappa-Pietra


En la situación en la que se encuentra actualmente la familia en la que la violencia, abuso sexual, maltrato físico y verbal a los niños, feminicidio así como el alto índice de divorcios y trastornos psíquicos de los padres es que se requiere realizar un trabajo preventivo desde los primeros años, aunando esfuerzos padres de familia, educadores, psicólogos y orientadores familiares.

De seguir así, los hogares continuarán convirtiéndose en campos de batalla doméstica y los niños adquirirán conductas agresivas. Ello afectará directamente a su salud tanto física como emocional y/o lo que es peor aún, dichos patrones adquiridos se repetirán por lo que el futuro no será prometedor en lo que a violencia familiar y social se refiere.   La familia, núcleo de la sociedad, se desintegraría en mayor proporción día a día siendo los niños los más perjudicados.

El Dr. Nadine Burke Harris quien dirige el Centro para la Salud Juvenil en San Francisco ha estudiado la relación que existe entre stress crónico y los eventos traumáticos que una persona pudo haber sufrido en su niñez, tales como daño físico, emocional o de abuso sexual y otros como enfermedades mentales de los padres, divorcio, negligencia o violencia doméstica.  Estos eventos son llamados ACEs (Adverse Childhood Events).  En dicho estudio, se comprobó que aquellos niños que sufrieron de ACEs tendrían mayor propensión a futuro de tener problemas relacionados con el stress, infartos, obesidad y muerte prematura.

Nuestra propuesta promueve que los educadores, no solo impartan materias, si no que orienten y asesoren a los alumnos y padres de familia en temas de crianza, roles parentales y relación de pareja con el fin de mejorar la calidad de las relaciones entre los miembros de la familia. Se requiere que los maestros sean formados en orientación familiar.

Las escuelas, parroquias y municipios han de generar programas, espacios de diálogos, de orientación y consejería con las familias y lo que involucraría un compromiso de medios periodísticos.

Los aportes del psicoanalista y psiquiatra John Bowly mostraron la importancia de que las personas que cuidan a los niños les atiendan a sus necesidades básicas y brinden afecto (apego).  El apego no es secundario a la alimentación, es una necesidad, dado que todos necesitamos de cariño y sostén, siendo éste muy importante para el desarrollo socioemocional del niño. 

Es en función de cómo sean estos cuidados que se establecen desde que el niño nace, en que saldrá resistente a la adversidad o vulnerabilidad. Siendo un factor de riesgo muy importante en cuanto a la posibilidad de padecer enfermedades mentales futuras.

La familia es el primer ente de socialización y es en ella en la que el hombre se fortalece, recibe educación y aprende valores y donde se inicia el proceso de socialización. Todo ello se verá complementado y fortalecido por los maestros, orientadores familiares así como los espacios que brindarían las escuelas, parroquias y comunidad.

Los programas  de orientación familiar contribuyen al fortalecimiento de la familia respecto a su consolidación y organización, de ahí que una familia con fuertes estructuras familiares, es una familia que permitirá, en el educando, tener modelos saludables de cara a un futuro mejor.

Es momento de empezar AHORA y así construir una mejor sociedad del MAÑANA.





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