Smartphone…. La Calle del Siglo Pasado
Por Claudia Schiappa-Pietra
El fin de la
infancia y el inicio de la adolescencia está hoy marcada por poseer un espacio
propio en la nube, espacio desconocido aun para los padres y es que el uso de
los teléfonos inteligentes permite a los adolescentes conectarse con todo el
mundo en forma ilimitada entrando así a una vida on line y en la que los padres
están muchas veces ajenos.
Es una
generación que ha nacido con el celular en la mano y casi podría decirse que es
como una extensión de su cuerpo. Entablan amistades y las cimientan a través de
las redes sociales.
En esta era
tecnológica se es adolescente en la medida en que uno dispone de teléfono
inteligente. El 78% de niños y jóvenes
entre 14 Y 17 años son los que más lo usan.
Toman
desayuno y almuerzan viendo series o jugando.
La nueva plaza
de armas virtual en la que se encuentran miles de adolescentes es el Instagram
y allí se suben fotos, videos y boomerangs, que son chispazos de sus vidas y
que desaparecen a las 24 horas.
Se convierten
en influencers abriendo sus cuentas y volviéndolas públicas, buscando la
aprobación de sus seguidores a través de los likes. Cecilia, una joven de Lima
se volvió influencer colgando videoclips que elaboraba en otra red social
llamada Musical.ly y en la que los jóvenes graban breves piezas parecidas a los
videoclips: marcan las letras moviendo los labios y se contonean al son de la
música, se pueden grabar solos o con amigos. También está Snapchat que permite
medir el grado de amistad con una persona al otro lado.
Lo más usado
es el WhatsApp porque a través de él se puede realizar una conversación privada
y ver qué tareas hay que hacer y qué estudiar, también para enviar memes y
chistes. Los padres lo usan para saber dónde
andan y para estar conectados entre ellos… hay un chat de la clase, de las
mamás de la clase, de los papás de la clase, de los grupos dentro de clase, de
los miembros del grupo de trabajo, se arman chats y luego se eliminan cuando
terminó el trabajo.
El 49% de
entre 14 y 18 años usa más de 4 horas al día el WhatsApp.
Facebook y twitter
han pasado de moda y Snapchat está en “picada”. Ahora es Musical.ly.
Usan
Instagram y tienen seguidores y sus perfiles pueden verlo solo quienes ellos
autoricen, tienen más de una cuenta y aquella que es “privada” solo accede su círculo
más cercano. Son followers de personajes
famosos.
Posan mirando
al infinito, buscando likes…hasta arriesgan su vida tomándose selfies con el
fin de mostrar que estuvieron en lugares insólitos.
Sean Parker,
ex presidente del Facebook (dueños de WhatsApp e Instagram) afirmó que el botón
de like surgió como estrategia para consumir el mayor tiempo posible de
atención de los usuarios y para explotar la psique humana siendo los
adolescentes los más vulnerables, ellos revisan su celular entre 100 y 150
veces al día.
El
comportamiento de los adolescentes en las redes sociales suele estar marcado por
una excesiva exposición pública. Junto a los problemas que esta situación puede
generar, se esconde otro que puede ocurrirle a cualquiera: cuando los jóvenes
suben una fotografía o un comentario, el éxito depende de la aprobación del
conjunto de seguidores. Pero para que
eso se produzca, lo que suben tienen que ser algo extraordinario. La vida
cotidiana, por su reiteración rutinaria y aparente intrascendencia, no suele
ser merecedora de “me gusta”.
La
consecuencia es inmediata: cada vez sienten más hastío por su vida cotidiana y
piensan que, si no son más aceptados en su entorno digital, es porque no tienen
nada extraordinario que contar. Como su vida es ordinaria, empiezan a sufrir
síntomas propios de la depresión por un proceso de desencanto.
Tenemos que
conseguir que recuperen el placer por lo sencillo y que entiendan que el valor
de la vida diaria no depende de la opinión de los demás.
En la mayoría
de los hogares hay uno o varios teléfonos con conexión a internet. Algunos son usados exclusivamente por los
padres, pero sigue reduciéndose la edad y aumentando el número de adolescentes
que tienen el propio y cada vez más los niños lo usan en casa, con o sin
permiso de sus padres.
Si bien en
los últimos años la calidad de vida ha mejorado en ciertos aspectos, síntomas
de enfermedades mentales han ido en aumento.
La tasa de suicidios en Estados Unidos se ha incrementado en 65% siendo
el único factor relevante de cambio en la vida es que antes no tenían internet
y ahora sí. Una investigación científica de la Universidad de San Diego
concluye, tras analizar datos de más de medio millón de encuestas, que la
llegada de las redes sociales ha hecho más infelices a los jóvenes.
Jean Twenge,
autora del libro “Generación i:Por qué Los Niños Superconectados Crecen Menos Rebeldes,
Más Tolerantes, Menos Felices y Completamente Poco Preparados Para La Vida Adulta”,
extrajo conclusiones sobre la clave de la infelicidad de los jóvenes a través
del estudio que ha realizado. También descubrió que los jóvenes más felices
eran aquellos que usaban menos sus dispositivos digitales y que, en paralelo,
dedicaban más tiempo a otras actividades. De su investigación se desprendía que los
jóvenes que tenían más interacciones sociales tendían a sufrir menos problemas
psicológicos. También ocurría con los que dedicaban buena parte de su tiempo a
los deportes o a practicar ejercicio y centrarse en sus estudios. También
descubrió una favorable relación entre una sana disposición mental y los
jóvenes que practicaban la religión y rezaban.
Hay razones suficientes para recomendar un
control en el tiempo del uso de las nuevas tecnologías limitándolo a uno o dos
horas con el fin de descender el índice de problemas psicológicos en los
jóvenes.
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