lunes, 13 de agosto de 2018

Smartphone…. La Calle del Siglo Pasado


Smartphone…. La Calle del Siglo Pasado

Por Claudia Schiappa-Pietra


El fin de la infancia y el inicio de la adolescencia está hoy marcada por poseer un espacio propio en la nube, espacio desconocido aun para los padres y es que el uso de los teléfonos inteligentes permite a los adolescentes conectarse con todo el mundo en forma ilimitada entrando así a una vida on line y en la que los padres están muchas veces ajenos.

Es una generación que ha nacido con el celular en la mano y casi podría decirse que es como una extensión de su cuerpo. Entablan amistades y las cimientan a través de las redes sociales.
En esta era tecnológica se es adolescente en la medida en que uno dispone de teléfono inteligente.  El 78% de niños y jóvenes entre 14 Y 17 años son los que más lo usan.
Toman desayuno y almuerzan viendo series o jugando. 


La nueva plaza de armas virtual en la que se encuentran miles de adolescentes es el Instagram y allí se suben fotos, videos y boomerangs, que son chispazos de sus vidas y que desaparecen a las 24 horas.

Se convierten en influencers abriendo sus cuentas y volviéndolas públicas, buscando la aprobación de sus seguidores a través de los likes. Cecilia, una joven de Lima se volvió influencer colgando videoclips que elaboraba en otra red social llamada Musical.ly y en la que los jóvenes graban breves piezas parecidas a los videoclips: marcan las letras moviendo los labios y se contonean al son de la música, se pueden grabar solos o con amigos. También está Snapchat que permite medir el grado de amistad con una persona al otro lado.

Lo más usado es el WhatsApp porque a través de él se puede realizar una conversación privada y ver qué tareas hay que hacer y qué estudiar, también para enviar memes y chistes.  Los padres lo usan para saber dónde andan y para estar conectados entre ellos… hay un chat de la clase, de las mamás de la clase, de los papás de la clase, de los grupos dentro de clase, de los miembros del grupo de trabajo, se arman chats y luego se eliminan cuando terminó el trabajo.
El 49% de entre 14 y 18 años usa más de 4 horas al día el WhatsApp.

Facebook y twitter han pasado de moda y Snapchat está en “picada”. Ahora es Musical.ly.

Usan Instagram y tienen seguidores y sus perfiles pueden verlo solo quienes ellos autoricen, tienen más de una cuenta y aquella que es “privada” solo accede su círculo más cercano.  Son followers de personajes famosos.
Posan mirando al infinito, buscando likes…hasta arriesgan su vida tomándose selfies con el fin de mostrar que estuvieron en lugares insólitos.

Sean Parker, ex presidente del Facebook (dueños de WhatsApp e Instagram) afirmó que el botón de like surgió como estrategia para consumir el mayor tiempo posible de atención de los usuarios y para explotar la psique humana siendo los adolescentes los más vulnerables, ellos revisan su celular entre 100 y 150 veces al día.

El comportamiento de los adolescentes en las redes sociales suele estar marcado por una excesiva exposición pública. Junto a los problemas que esta situación puede generar, se esconde otro que puede ocurrirle a cualquiera: cuando los jóvenes suben una fotografía o un comentario, el éxito depende de la aprobación del conjunto de seguidores.  Pero para que eso se produzca, lo que suben tienen que ser algo extraordinario. La vida cotidiana, por su reiteración rutinaria y aparente intrascendencia, no suele ser merecedora de “me gusta”.

La consecuencia es inmediata: cada vez sienten más hastío por su vida cotidiana y piensan que, si no son más aceptados en su entorno digital, es porque no tienen nada extraordinario que contar. Como su vida es ordinaria, empiezan a sufrir síntomas propios de la depresión por un proceso de desencanto.

Tenemos que conseguir que recuperen el placer por lo sencillo y que entiendan que el valor de la vida diaria no depende de la opinión de los demás.

En la mayoría de los hogares hay uno o varios teléfonos con conexión a internet.  Algunos son usados exclusivamente por los padres, pero sigue reduciéndose la edad y aumentando el número de adolescentes que tienen el propio y cada vez más los niños lo usan en casa, con o sin permiso de sus padres.

Si bien en los últimos años la calidad de vida ha mejorado en ciertos aspectos, síntomas de enfermedades mentales han ido en aumento.   La tasa de suicidios en Estados Unidos se ha incrementado en 65% siendo el único factor relevante de cambio en la vida es que antes no tenían internet y ahora sí. Una investigación científica de la Universidad de San Diego concluye, tras analizar datos de más de medio millón de encuestas, que la llegada de las redes sociales ha hecho más infelices a los jóvenes.

Jean Twenge, autora del libro “Generación i:Por qué Los Niños Superconectados Crecen Menos Rebeldes, Más Tolerantes, Menos Felices y Completamente Poco Preparados Para La Vida Adulta”, extrajo conclusiones sobre la clave de la infelicidad de los jóvenes a través del estudio que ha realizado. También descubrió que los jóvenes más felices eran aquellos que usaban menos sus dispositivos digitales y que, en paralelo, dedicaban más tiempo a otras actividades.  De su investigación se desprendía que los jóvenes que tenían más interacciones sociales tendían a sufrir menos problemas psicológicos. También ocurría con los que dedicaban buena parte de su tiempo a los deportes o a practicar ejercicio y centrarse en sus estudios. También descubrió una favorable relación entre una sana disposición mental y los jóvenes que practicaban la religión y rezaban.

Hay razones suficientes para recomendar un control en el tiempo del uso de las nuevas tecnologías limitándolo a uno o dos horas con el fin de descender el índice de problemas psicológicos en los jóvenes.





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