Padres demasiado exigentes en hábitos de alimentación para con sus hijos pueden ocasionar niños ansiosos, depresivos y con trastornos de déficit de atención e hiperactividad.
Por Claudia
Schiappa-Pietra
Un reciente
estudio publicado en la revista Pediatrics y el que incluye 917 niños de 2 a 6
años, encontró que a aquellos niños cuyos padres que son demasiado rígidos, poco
flexibles e intolerantes con respecto a los hábitos de alimenticios de sus
hijos pueden desencadenar en ellos futuros problemas de ansiedad, depresión o
déficit de atención.
Aquellos
niños que no pueden comer de todo y son extremadamente selectivos y, en algunos
casos, sufren de aversión a determinados alimentos, pueden generan problemas en
su entorno y les será difícil relacionarse asertivamente, dado que ello les
lleva a no aceptar comer aquello que no está dentro de su dieta o sus gustos
dificultándoles comer fuera de casa o aceptar una invitación. Dichos niños son 7 veces más propensos a
sufrir de ansiedad y doble propensión a ser diagnosticados de depresión
comparados con aquellos niños acostumbrados a comer de todo.
En otras
palabras, se sugiere ser más flexibles con la comida de nuestros niños.
Si bien es
cierto que comer en forma saludable y cultivar el hábito de ello es
recomendable. Excedernos puede ser
indicador de otros problemas.
Nancy Zucker,
autora del estudio en mención y asociada al profesor de psiquiatría y de
ciencias del comportamiento de la Universidad de Duke (Escuela de Medicina), menciona
que inculcar y sobre exigir a nuestros hijos a la hora de comer no necesariamente
desencadenará problemas psicológicos o viceversa, pero sí existe correlación
entre lo uno y lo otro.
Los niños con
dichas características, no necesariamente son niños caprichosos, tiranos y engreídos,
sino que son, según dicho estudio, niños extremadamente sensitivos en el gusto,
vista y tacto y cuyas experiencias internas son más intensas que los demás
niños …son niños sensoriales y por más que les cortemos la fruta de formas
graciosas o los distraigamos con el tv o la tablet para lograr que coman, les
será difícil hacerlo, si dichos alimentos no pertenecen a su dieta.
¿Qué hacer los padres?
Los padres no
han de sentirse culpables de no presentar un menú más variado a sus hijos, sino
que han de inculcar hábitos desde el propio ejemplo, es decir tener modelos
saludables de alimentación tanto en casa como en el colegio.
Se pueden ofrecer
diferentes alternativas de alimentación saludable y permitir a los niños que
coman o no, evitando convertir la hora de compartir la mesa en un campo de
batalla.
El cómo los
niños se relacionan alrededor de la comida, revela como de alguna forma se
relacionan con el mundo.
Experiencias
positivas alrededor de la hora de comer tienen un mayor y mejor impacto para
lograr futuros hábitos alimenticios. El momento de compartir la mesa debe girar
en torno a conversaciones familiares y no tener como centro de atención la
comida que se sirve.
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