lunes, 6 de mayo de 2019

Educar las Emociones desde la primera infancia: un reto para padres y maestros...




Por Claudia Schiappa-Pietra

El desarrollo humano alcanza hitos fundamentales en los primeros años de vida, siento las competencias y experiencias tempranas las que generan mayor impacto en cuanto a la adquisición de habilidades emocionales.

Cada vez más cobra importancia concebir a las personas de forma integrada sin priorizar solo el desarrollo de habilidades cognitivas racionales y sin limitar la educación a la mera transmisión de conocimientos. La educación emocional es de gran urgencia en el siglo XXI, como respuesta a una grave carencia tanto en la escuela como en la familia y que desencadena problemas de salud mental, por ello los altos índices de violencia, vandalismo, depresión, estrés, ansiedad y conductas de riesgo como alcoholismo, drogadicción, suicidios entre otros males que aquejan a nuestra sociedad.

Las escuelas y los educadores debemos coadyuvar en apoyo a las familias para la formación de personas emocionalmente saludables y capaces de proyectarse hacia la felicidad.
 

Educar para el bienestar emocional y la felicidad, también implica educar para enfrentar situaciones de infelicidad con el fin de hacerlas llevaderas o soportables, desarrollando competencias como la auto regulación emocional, la empatía, el control de impulsividad, la tolerancia a la frustración, la resilencia, y la no dependencia emocional, entre otras.


Integrar la educación emocional como parte del currículum y promoverla tal como viene haciéndolo países como Noruega, Austria, Alemania, Estados Unidos, España, Argentina y Chile, con el fin de preparar a las personas para responder mejor a los retos que plantea la vida, de cara a un futuro mejor.



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